Cuatro ideas para hacerle frente a la crisis del coronavirus desde la psicología.
Lo primero que me gustaría transmitirte es que, por ser psicólogo, no estoy especialmente dotado para afrontar esta situación, y es probable que el lector de estas ideas lo esté llevando bastante mejor que yo.
No soy muy amigo de ofrecer recetas mágicas que sirvan para todo el mundo, y la complejidad de la situación actual no se puede relativizar ni reducir a cuatro ideas, ahora bien, lo que sí tengo claro es que las propuestas que haré a continuación son útiles para resolver múltiples dificultades del ser humano, y guardan algunas características que pueden resultar interesantes para aplicar en los momentos en los que nos encontramos.
1 ) Si hacemos cosas que nos gustan, y que además restan presencia al protagonista de estas semanas, su influencia en nuestras vidas será algo menor. Si ocupamos nuestra atención con cuestiones que nos resulten interesantes, agradables, o que distraigan nuestro foco del problema, seguramente tendremos mayor sensación de bienestar que si dedicamos el tiempo a ver constantemente información sobre el virus, leer whatsapps sobre el tema o hablar recurrentemente de lo mismo. De hecho, te animaría a que, después de ver esto, pases una pequeña cuarentena alejado de información sobre el COVID-19.
Pensemos en que pueden ser días fantásticos para leer un buen libro, ver películas o series que normalmente no podemos ver, podemos jugar con nuestros hijos como hace tiempo que no hacemos, charlar con familiares o amigos a los que no solemos dedicar demasiado tiempo, … La idea sería tratar de ser conscientes de “lo bueno de lo malo” de esta difícil situación.
2) Es natural tener momentos en los que nos encontramos saturados, cansados, hartos de la situación. Es más, no me creo demasiado a esas personas que ven esto como una gran oportunidad. Es cierto que nos puede aportar cosas positivas, pero ninguno de nosotros estará encantado de estar en casa encerrado, y si tuviésemos otra opción, seguramente la escogeríamos inmediatamente.
Ese tipo de pensamientos e ideas son naturales, y tenemos que entender que son pasajeras, que nos pueden provocar cierto malestar, pero que acabarán desapareciendo. Son como una ola que parece arrasar todo, pero que, tras su paso, suele dejar cierta calma.
3) No tenemos ni idea de lo que va a suceder, por tanto, es bastante inútil y genera un sufrimiento gratuito pensar en hipotesis catastrofistas. Seguramente, hace un mes, muchos de nosotros no nos creeríamos que íbamos a vivir la situación que estamos viviendo hoy, y, sin embargo, la inmensa mayoría lo estamos llevando de la mejor manera posible. Del mismo modo, no nos podemos imaginar qué sucederá dentro de un mes en un escenario tan incierto, y toda predicción que hagamos tendrá pocas semejanzas con lo que realmente sucederá. Por tanto, será mejor dejar se sufrir por aquello que puede ocurrir en el futuro, y tratar de centrarnos en nuestras dificultades actuales, que no son pocas.
4) Si esos pensamientos recurrentes sobre el futuro se hacen muy presentes y difíciles de controlar, dediquémosle su tiempo. Te propongo un ejercicio. Si esas ideas negativas no dejan de molestarte y te generan un importante malestar, elige un momento del día para reunirte con ellas, escoge un sitio para hacerlo, y durante cinco minutos (ni uno menos ni uno más) siéntate en ese lugar escogido y reflexiona sobre esos pensamientos. A los cinco minutos sal de esa situación y ve a hacer cualquier otra cosa.
Si a lo largo del día vienen esos pensamientos trata de aplazarlos a ese momento elegido, tendrás tus cinco minutos para reunirte con ellos, y ellos tendrán su protagonismo.
Obviamente esta no es la vacuna contra el coronavirus que todos estamos esperando urgentemente, pero puede ser una vacuna efectiva contra los malos pensamientos asociados a la dramática situación que estamos viviendo.
Salud!