Hace unos días estaba charlando con una persona acerca de todas aquellas cuestiones que le preocupaban sobre el futuro; hablaba de su temor a quedarse sin empleo, a no poder disfrutar de las próximas vacaciones, sobre la posibilidad de enfrentarse a una enfermedad sola, sobre el posible fracaso de su próximo proyecto, …
Bromeábamos acerca de todos estos “y sis” que le acompañaban y concluíamos que le generaban un importante malestar y estaban directamente relacionados con muchas de las dificultades de las que me hablaba.
Muchos de nosotros compartimos pensamientos de ese tipo, y en ocasiones pueden resultar eficaces para tratar de prever dificultades y encaminar nuestras acciones a atajar las posibles consecuencias negativas.
Ahora bien, hemos de ser conscientes que la inmensa mayoría de esas preocupaciones no ocurrirán jamás. De hecho, hay estudios que indican que el 90 % de esas preocupaciones que nos afligen no sucederán.
De hecho, si cualquiera de nosotros hiciese un listado, ahora mismo, de todas estas preocupaciones que nos inquietan y las revisásemos dentro de un año, comprobaríamos que menos del 10 % habrían sucedido.
Estos “y sis” actúan como pequeños terroristas en la mente de las personas, y generan mucho daño. No se dedican a cortar cabezas, ni visten a sus víctimas de color naranja, pero su influencia en el día a día puede llegar a resultar ciertamente incapacitante.